Cómo aprovechar el agua de lluvia para tu jardín o huerto

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El agua es un bien muy preciado y escaso, de manera que es importante que aprendamos a sacarle partido, muy especialmente en aquellas zonas donde las precipitaciones son especialmente bajas. Por esa razón hemos estado hablando con nuestros compañeros de https://www.todoagua.es/, que están especializados en sistemas de reciclaje y almacenamiento de aguas, con el objetivo de estudiar algunos consejos prácticos sobre cómo aprovechar el agua de lluvia para tu jardín o huerto que hoy os traemos para que resolváis vuestras dudas y creéis un sistema de recogida eficiente.

Cómo aprovechar el agua de lluvia para tu jardín o huerto

La importancia de aprovechar el agua de lluvia

Comentábamos antes que el agua es un bien muy preciado, ya que sin ella no existe la vida.

Sin embargo, las precipitaciones cada vez son menores, y aunque se crean sistemas que nos permiten obtener agua potable alternativa como por ejemplo las desaladoras, todavía no obtenemos un agua de calidad como es el agua de lluvia, a lo que hay que añadir que consumimos grandes cantidades de energía para su producción, y a la vez, el desalado nos lleva a deteriorar el entorno marino.

Por esa razón, cada uno de nosotros tenemos que poner nuestro pequeño granito de arena, y una buena forma puede ser aprovechando el agua de lluvia para regar nuestros árboles, el jardín y por supuesto también nuestro huerto.

Hay que tener en cuenta que el agua de lluvia es el agua de mayor calidad, y lo habréis notado porque las plantas agradecen mucho cuando llueve, así que al recoger esta agua, lo que vamos a hacer es disponer de agua de gran calidad para regar todas nuestras plantas con mejores resultados y a la vez sabiendo que estamos teniendo un gesto muy necesario con nuestro medioambiente.

Consejos para aprovechar el agua de lluvia y sacarle partido

Vamos a explicaros algunos trucos y consejos con los que vais a poder aprovechar el agua de lluvia y así sacarle partido de la mejor forma posible.

Cómo se puede recoger el agua de lluvia

Si queremos recoger suficiente agua de lluvia, lo mejor que podemos hacer es crear una pequeña instalación basada en el siguiente esquema:

  • Superficie de recogida: es el espacio material sobre el que caerá el agua que posteriormente podremos conducir al depósito para su almacenamiento. En la mayor parte de casos se utiliza como superficie de recogida el tejado y/o las terrazas, pero también podemos sacar partido a otros espacios como por ejemplo cubiertas de aparcamiento e incluso el propio suelo si está hormigonado y limpio.
  • Sistema de recogida: para tejados, terrazas y zonas elevadas, lo mejor es aprovechar los canalones de recogidas de agua y los bajantes, realizando una instalación sencilla que dirija las aguas a los depósitos.
  • Filtros: entre la superficie de recogida y el depósito es recomendable instalar al menos un filtro para evitar que entren restos no deseados.
  • Depósito: es el lugar donde vamos a almacenar el agua, y generalmente encontraremos modelos que van desde 100 l y hasta incluso miles de litros en función de la capacidad de recogida y de las necesidades que tengamos (un poco más adelante, en este mismo artículo, os explicamos cómo realizar este cálculo).

La altura del depósito, un detalle importante

Tenemos dos formas de aprovechar el agua que hemos recogido en los depósitos que son:

  • Aprovechar la gravedad: nos va a permitir sacar el agua del depósito sin instalar motores, y para ello encontramos dos posibilidades:
    • Grifo: si colocamos un grifo en la parte más baja del depósito, podremos sacar el agua sin problema. La altura del depósito deberá ser la suficiente para poder abrir y cerrar el grifo con comodidad.
    • Goteros: si vamos a instalar directamente goteros en la parte baja del depósito, para no tener que instalar un motor será necesario contar con una buena altura, ya que será la gravedad de la que se encargue de ir llenando los tubos. Recuerda que de forma aproximada, cada metro de altura nos permite obtener 0,1 bar de presión, por lo que si el depósito está demasiado bajo, es probable que tengamos problemas para que el agua llegue a toda la extensión del sistema de goteo, de manera que generalmente se recomienda colocar el depósito de manera que su parte más baja esté a un mínimo de 2 m de altura con respecto a la zona donde vamos a regar.
  • Instalar un equipo de presión: si el depósito está enterrado o no lo podemos elevar, o directamente si la extensión a regar es muy grande o necesitamos una buena presión, entonces es mejor instalar un motor o equipo de presión, el cual estará conformado por dos elementos principales que son:
    • Bomba: es la que se encarga de absorber el agua del depósito y empujarla a lo largo de toda la instalación de riego.
    • Controlador de presión: se encarga de parar el motor de la bomba en el momento en el que la instalación de riego ha alcanzado la presión que hayamos programado. Sin este controlador, la bomba seguiría empujando el agua cuando el circuito estuviese lleno, lo que haría que la presión fuese en aumento al desalojar el agua lentamente mediante gotas, hasta el punto que reventaría la instalación.

Lo ideal evidentemente es poder aprovechar la gravedad para regar, pero está claro que no siempre es posible, por lo que la alternativa de instalar un equipo de presión la debemos tener en cuenta.

Si instaláis un motor, puede ser interesante colocar unos paneles solares de manera que puedan generar la energía que necesitemos a la hora de regar.

Para este tipo de instalación no será necesario colocar baterías de almacenamiento, ya que por norma general vamos a regar en días soleados y no cuando esté nublado o lloviendo.

Instalar uno o varios depósitos para aprovechar el agua de lluvia

Comentábamos antes que existen depósitos para acumular agua que van desde los 100 l hasta incluso decenas de miles de litros, por lo que en este sentido tenemos un margen muy amplio en base a nuestras necesidades.

Sin embargo, en ocasiones podemos ir limitados en materia de espacio o incluso de presupuesto, ya que un depósito muy grande puede resultar una inversión bastante importante, por lo que una alternativa es ir comprando los depósitos poco a poco y los vamos conectando entre sí.

Utilizar varios depósitos también nos puede ayudar a colocarlos en puntos diferentes para regar zonas distintas, o incluso podemos reservar cantidades determinadas de agua para cosechas específicas y de esta forma evitar gastarla en otras secundarias.

Otra ventaja de instalar varios depósitos es que, muy especialmente si necesitamos almacenar grandes cantidades de agua, tendremos la posibilidad de repartirlos en una mayor superficie, con lo que la resistencia de la base no tendrá que ser tan elevada.

En cuanto a la cantidad total que debemos acumular de agua, irá en función de diferentes factores como son:

  • Para cuánto tiempo queremos almacenar agua: lo primero que hay que tener en cuenta es durante cuánto tiempo queremos disponer de agua almacenada, algo que habitualmente se calcula por años en especial si se trata de zonas con pocas precipitaciones. En lugares de más lluvia, es posible que tan sólo necesitemos agua durante seis meses al año.
  • Extensión que queremos regar y tipos de cultivo: hay que hacer un cálculo aproximado que nos permita determinar qué cantidad de agua vamos a necesitar a lo largo del año para la extensión que queremos regar y el tipo de cultivo o plantas que necesitamos abastecer.
  • Precipitaciones medias anuales: es muy importante conocer cuál es la precipitación media anual de nuestra zona, la cual se mide en milímetros de agua por metro cuadrado. Recuerda que cada milímetro representa 1 l, por lo que si la precipitación media anual es de 300 mm, quiere decir que en cada metro cuadrado de superficie podemos recoger 300 l, aunque a esto habría que restar la absorción en función del material y las pérdidas que se puedan producir por ejemplo esperando a que las superficies de recogida estén un poco más limpias, además de que al hablar de una media anual, quiere decir que habrá años que obtendremos más y otros almacenaremos menos, por lo que una buena forma de realizar el cálculo es considerando el 75% de la precipitación media, que en este caso sería de 225 mm o 225 l.
  • Superficie de recogida: será determinante para calcular cuál es la media anual que vamos a poder recoger de agua por cada metro cuadrado de superficie de recogida.

Por ejemplo, en un lugar con una precipitación media de 400mm, una superficie de recogida de 100m2 y una necesidad de almacenamiento de 20.000 litros de agua al año, tendríamos:

El 75% de 400 mm sería 300 mm, lo que significa que recogeremos 300 l/m2 al año.

Al disponer de 100 m2 de superficie de recogida, en total obtendríamos 30.000 l al año, lo que quiere decir que vamos a poder almacenar no sólo el agua que necesitamos, sino 10.000 litros adicionales.

En el caso de que necesitásemos 40.000 litros al año, todavía nos faltarían 10.000 litros adicionales, lo que significa que tendríamos que aumentar la superficie de recogida.

Construye una base firme y bien nivelada para los depósitos

Cuando instalamos un depósito muchas veces no nos damos cuenta de que, una vez esté lleno de agua, pesará mucho más de lo que pesa en vacío, lo que quiere decir que un depósito de 500 l, cuando esté completamente lleno, pesará más de 500 kg.

Por eso debemos asegurarnos de construir una base que sea suficientemente firme, a ser posible sobre un planché de hormigón armado, ya que de esta manera evitaremos que con el paso del tiempo la superficie se vaya deteriorando y el depósito pueda incluso llegar a volcar con el consiguiente destrozo.

La nivelación también es muy importante, no sólo para garantizar la estabilidad del depósito, sino también porque de esta forma tendremos la tranquilidad de que las fuerzas están perfectamente repartidas tanto en el depósito como en la base que hayamos construido.

Tratar el agua de lluvia o no tratarla, ¿qué es más recomendable?

A diferencia del agua del grifo, el agua de lluvia no está tratada, lo que significa que se va a deteriorar con mayor rapidez.

Si optamos por su almacenamiento en depósitos cerrados, su durabilidad aumentará de manera muy significativa, en especial si la filtramos antes de su entrada a estos.

Otra opción es realizar un tratamiento que generalmente será con cloro y/o cal, lo cual puede ser interesante para alargar la vida útil del agua, pero recordad que esto supone serios problemas como son los siguientes:

  • Cloro: es un elemento químico que quema las raíces y dificulta que las plantas puedan absorber los nutrientes esenciales.
  • Cal: es propiamente calcio, por lo que en caso de exceso, las raíces de las plantas tendrán problemas para absorber el hierro.

Es por ello que regar con agua con cloro y/o cal hace que las plantas crezcan menos y más lentamente, además de que en muchos casos nos vamos a encontrar con que impide el desarrollo del fruto, por lo que podemos tener cosechas aparentemente en buen estado pero el fruto nunca llega a cuajar y crecer (salvo las guindillas, que esas crecen incluso con el Diablo disuelto en el agua).

Por esa razón, si vamos a tratar el agua de lluvia con cloro, antes de utilizarla para regar es recomendable dejarla reposar, a ser posible que le dé el sol, ya que de esta manera el cloro desaparece antes mientras que el calcio se va depositando en el fondo del depósito.

Sin embargo, recordad que el agua de lluvia es un agua de gran calidad, por lo que es una pena perder la oportunidad de utilizarla de forma directa sin la necesidad de tratamientos y reposo.

En resumen, si no queréis tratar el agua de lluvia para conseguir los mejores resultados, os damos estas recomendaciones:

  • Utiliza filtros para que el agua entre más limpia a los depósitos.
  • Es importante limpiar los filtros con regularidad para evitar que se acumulen restos o incluso se deterioren y/o pudran y acaben entrando al depósito con sus bacterias.
  • Deberemos usar depósitos de buena calidad y diseñados para el almacenamiento de aguas.
  • Es importante realizar un mantenimiento regular de los depósitos para evitar la acumulación de bacterias y residuos.
  • Los depósitos deberán estar tapados, y el agua de su interior deberá estar protegida siempre de la luz solar directa, de manera que evitaremos la formación de algas así como el desarrollo de bacterias, larvas y otros.
  • Cuando empiece a llover, dejaremos un tiempo prudencial para que la superficie de recogida se limpie, de manera que toda esa agua deberemos desecharla, y abriremos la entrada a los depósitos cuando el agua ya salga limpia.

Por qué es aconsejable que tu depósito esté tapado

Vamos a enumerar algunas de las principales razones por las que os recomendamos que tapéis el depósito de agua:

  • Impediréis la entrada de polvo y suciedad.
  • Evitamos el sol directo sobre el agua que fomenta la proliferación de algas y favorece el desarrollo de microorganismos.
  • Impedimos la entrada de bacterias.
  • Las larvas no se consiguen desarrollar.
  • Permite controlar mejor la calidad y estado del agua del depósito.
  • Evitamos que insectos y bichos caigan dentro del depósito.
  • Es una buena forma de prevenir que animales que tengamos en el entorno como por ejemplo gatos o pájaros se ahoguen en el agua.
  • Podrás disfrutar del agua de lluvia durante más tiempo sin la necesidad de tratamientos.

Con estos trucos para aprovechar el agua de lluvia, esperamos que a partir de ahora empecéis a recolectar este bien tan preciado para su utilización en el riego de plantas, huerto, jardín y árboles, además de que vais a notar que con ella las plantas crecen más rápido y mucho mejor, obteniendo mejores resultados y una cosecha de mayor calidad.

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