El aislamiento térmico con celulosa, una solución eficiente y sostenible

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Cada vez la gente es más consciente de lo importante que es conseguir un buen aislamiento en el hogar, de manera que en esta ocasión vamos a hablar del aislamiento térmico con celulosa, una solución que quizás no es demasiado conocida todavía en el mercado, pero que ofrece algunas ventajas muy interesantes tal y como vamos a ver a continuación.

El aislamiento térmico con celulosa, una solución eficiente y sostenible

Qué es el aislamiento térmico con celulosa

En el mercado termos la posibilidad de encontrar diferentes tipos de aislamiento térmico, entre los que se encuentra el aislamiento con celulosa.

La celulosa es un biopolímero compuesto fundamentalmente por moléculas de glucosa, y se caracteriza por ser la biomolécula orgánica más abundante en la corteza terrestre, ya que está presente en un elevado porcentaje de la biomasa que nos rodea.

Sus características técnicas más destacables son su solidez, es amorfa, de color blanco y sin sabor.

Además es insoluble tanto en agua como en alcohol o en éter.

Seguramente la mayoría de vosotros conoceréis la celulosa fundamentalmente porque se utiliza para fabricar papel, aunque también es un material usado para barnices, tejidos y explosivos entre otros muchos.

De cualquier manera, lo que nos interesa a nosotros en estos momentos es hablar del aislamiento térmico con celulosa, el cual se fabrica reciclando diferentes tipos de papel entre los que destacan los periódicos sobrantes de cada tirada que se produce diariamente.

Es de papel es procesado de manera que conforme tiras de papel finas, las cuales se les añaden sales bóricas que son las que van a permitir que el aislamiento térmico con celulosa sea ignífugo, fungicida e insecticida.

Tal y como podemos observar, el aislamiento térmico con celulosa se fabrica a partir de productos que son reciclados, con una ventaja añadida que es el bajo consumo energético que precisamos para realizar la transformación, y especialmente si lo comparamos con otros tipos de aislantes térmicos como la lana de roca o lana mineral que requiere de ingentes cantidades de energía para su fabricación.

Además, es un material que se recomienda encarecidamente tanto para cubiertas y tejados como también para paredes y fachadas, entre otras razones gracias a su fantástica capacidad para evitar los puentes térmicos.

Qué son los puentes térmicos

Los puentes térmicos son el peor enemigo del buen aislamiento.

Antiguamente en las viviendas se fabricaban sin aislantes o con aislantes muy simples, debido a lo cual, el clima exterior entraba fácilmente al interior de la vivienda.

En la actualidad tenemos la posibilidad de utilizar diferentes tipos de aislamiento térmico, cuyo objetivo es el de permanecer en una cámara interior entre la fachada y la pared, de manera que actúa a modo de escudo frente al intercambio de calor.

Es decir, si fuera hace frío y dentro calor, evitamos que el calor salga, y si fuera hace calor y dentro fresco, evitamos que el calor entre.

Dicho de otra manera, vamos a evitar que la temperatura exterior invada el interior.

Esto es posible si utilizamos un aislante térmico de buena calidad y si a la vez evitamos los puentes térmicos pero, ¿qué son exactamente los puentes térmicos?

Un puente térmico es un espacio puntual en el que se produce la transmisión de calor entre el interior y el exterior de la vivienda, es decir, son lugares donde el aislante térmico no actúa.

Un buen ejemplo es una ventana, donde evidentemente no podemos poner aislantes térmicos como lana de vidrio, pero por supuesto contamos a día de hoy con ventanas con un grado de aislamiento muy elevado, con lo cual en este sentido nos tenemos que preocupar.

Sin embargo, lo que si debemos tener presente es que se pueden producir puentes térmicos en prácticamente cualquier lugar, ya sea porque hay una zona de la pared que se ha quedado sin aislante térmico, o directamente porque hay materiales que conectan directamente entre el exterior y el interior como puede ser por ejemplo un pilar de hormigón.

Una ventana cuyo entorno no ha sido bien aislado sería otro puente térmico, de la misma forma que podríamos crear fácilmente un puente térmico con tan sólo perforar la pared y deteriorar el aislante de la cámara.

En el caso del aislamiento térmico con celulosa, una de las ventajas que tenemos es que minimiza al máximo la posibilidad de que existan puentes térmicos, cubriendo toda la superficie de manera muy eficaz para garantizar el aislamiento a lo largo de toda la vida útil de la vivienda.

Ventajas de utilizar el aislamiento térmico con celulosa

Vamos a aprovechar para analizar algunas ventajas de utilizar el aislamiento térmico con celulosa:

  • Material ecológico: la materia principal que es la celulosa se obtiene reciclando periódicos, los cuales son sometidos a un proceso que apenas requiere energía. Los elementos sobrantes de la fabricación se pueden reciclar.
  • Elevada adaptabilidad: tiene una gran capacidad para adaptarse a prácticamente cualquier tipo de construcción que se quiera aislar.
  • Aislante térmico: su comportamiento como aislante térmico es sobresaliente, destacando que además permite la transpiración.
  • Aislante acústico: también tiene capacidad para aislar del ruido en ambas direcciones, evitando que el ruido interior se escuche en el exterior y que el ruido exterior moleste en el interior.
  • Anti plagas: gracias a las sales bóricas el aislante se convierte en una barrera que impide el paso de plagas de insectos. Esto tiene una doble ventaja que es la de evitar la entrada de los bichos molestos, a la vez que tampoco permite que aniden en las cámaras, garantizando así su autoprotección.
  • Antihumedad: la celulosa tiene una gran capacidad para regular la humedad, con lo que se evita la formación de hongos.
  • Ignífugo: en caso de incendio, el aislante térmico con celulosa no propaga el fuego, mejorando la seguridad en el hogar y previniendo la propagación a otras viviendas o zonas.
  • Rápido de instalar: se instala muy rápidamente, sin la necesidad de obras. En un solo día el trabajo estará realizado.
  • Económico: además de ser un aislante económico, requiere de menos operarios durante menos tiempo, a lo cual se le suma que no hay que realizar obras alternativas, lo que hace que la factura de instalación sea mucho más económica frente a otros aislantes.
  • Ayuda a ahorrar dinero: también hay que destacar que, al mejorar el aislamiento, vamos a conseguir ahorrar en la factura del gas y de la luz, gracias a lo cual la inversión que hemos realizado para colocar el aislamiento térmico con celulosa, se amortiza muy rápidamente.

Hay que tener en cuenta que invertir en un buen aislamiento es determinante para poder disfrutar del máximo confort en nuestra vivienda a la par que reducimos la factura mensual de energía, de que vamos a utilizar menos el aire acondicionado y la calefacción.

De las diferentes alternativas que hay a nuestra disposición, el aislamiento térmico con celulosa es una de las soluciones más ecológicas, económicas y a la vez eficientes, con la ventaja añadida que, gracias a su sistema de instalación, nos permite no sólo trabajar en vivienda nueva sino también garantizar un fantástico aislamiento en cualquier tipo de vivienda que disponga de cámara, y sin la necesidad de realizar molestas obras.

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