La investigación es esencial para continuar avanzando en muy diferentes ámbitos científicos y tecnológicos, y para ello es necesario contar con un equipo profesional de elevada calidad y respaldado por un fabricante destacado. En esta ocasión hablamos de las cabinas de flujo laminar para laboratorio, una herramienta imprescindible que vamos a conocer mejor a través de este artículo.
Qué son las cabinas de flujo laminar
Para aquellos que no estén al día en materia de equipos para laboratorio, vamos a comenzar definiendo qué son las cabinas de flujo laminar, las cuales se conocen también como campanas de flujo laminar.
Una cabina de flujo laminar es un equipo que limita un espacio determinado para poder trabajar en el laboratorio, con la particularidad de que son superficies fabricadas con acero inoxidable de grado 304 o superior, logrando así que sean más higiénicas, fáciles de limpiar y que además desinfectan el aire mediante la utilización de diferentes filtros.
Esto es posible gracias a que se produce un flujo de aire que irá en todo momento en una misma dirección y con una velocidad uniforme, el cual transcurrirá por estos filtros que pueden variar pasando desde filtros para partículas de mayores dimensiones hasta los filtros HEPA, que son filtros pensados para capturar las partículas más pequeñas, en concreto de hasta 0,3 µm, logrando una eficiencia mínima a partir del 99,97%.
En definitiva, al comprar cabinas de flujo laminar lo que hacemos es crear espacios limpios y mucho más seguros en el laboratorio para evitar la contaminación de las muestras con las que se esté trabajando.
De esta manera se consigue aumentar de forma muy considerable la calidad de los resultados en las investigaciones.
Cómo funcionan
Tal y como comentábamos en el apartado anterior, el concepto de funcionamiento de las cabinas de flujo laminar para laboratorio es muy sencillo, ya que se basa en la producción de un flujo unidireccional que se desplazará por todo el área de trabajo.
Este flujo tiene una velocidad uniforme y se distribuye a través de líneas paralelas (en vertical u horizontal), y obliga a que el aire que entre en la zona de trabajo se haya filtrado previamente a través de diferentes filtros entre los que se encuentra el filtro HEPA.
Además de los filtros, estas cabinas también pueden incorporar lámparas de rayos ultravioleta C que cuentan con acción germicida, lo que permite esterilizar todo lo que se encuentra dentro del recinto.
En estos casos hay que tener en cuenta que la lámpara no puede estar encendida mientras se trabaja, ya que puede producir cataratas y quemaduras sobre la piel, de manera que su objetivo es el de desinfectar toda la superficie antes y después de realizar los trabajos.
La velocidad del aire generalmente variará desde los 0,3 m/s y hasta 0,5 m/s, logrando de esta manera evitar que se produzca la suspensión de partículas y la consecuente contaminación de las muestras.
Es muy importante tener en cuenta que las cabinas de flujo laminar son diseñadas para ofrecer la máxima protección a las muestras que se están manejando, pero no están diseñadas para ofrecer protección al operador.
La Normativa que se encarga de regular estas cabinas se basa en las normas IEST-RP-CC002.3 y NSF/ANSI-49.
Tipos de cabinas de flujo laminar
En el mercado existen dos tipos de cabinas de flujo laminar para laboratorio:
- Cabina de flujo laminar horizontal: el aire se mueve en líneas paralelas en sentido horizontal, pasando desde la parte posterior del equipo que es donde se encuentra el filtro HEPA hacia el operador. Hay que tener en cuenta que este tipo de cabina está pensado para preparar medios de cultivos, pero no se debe utilizar al trabajar con productos peligrosos como son muestras patógenas, antibióticos o quimioterápicos, ya que en el momento de la manipulación nos podemos encontrar con que se generan aerosoles, de manera que si estos se dirigen al operario, pueden ser un riesgo importante.
- Cabina de flujo laminar vertical: en este caso, el aire se mueve en líneas paralelas verticales desde arriba, lugar donde se encuentra el filtro HEPA. Entre el espacio y el operador se coloca una pantalla protectora completamente transparente, garantizando una mayor protección durante el trabajo. Tampoco se recomienda para productos peligrosos o muestras patógenas ya que a su paso el aire se puede contaminar con ellos y posteriormente sale al ambiente de trabajo. Fundamentalmente se utiliza para preparar reactivos para amplificación en PCR.
Aplicaciones de las cabinas de flujo laminar
Básicamente las cabinas de flujo laminar han sido diseñadas para garantizar la limpieza en el espacio de trabajo, evitando la contaminación de las muestras.
Es por ello que se puede utilizar en un amplio abanico de aplicaciones siempre y cuando no se trabaje con sustancias peligrosas como pueden ser por ejemplo un virus y otros patógenos, ya que no ofrece protección ni al operador ni a las personas que se encuentran en la sala, de manera que en estos casos habría que contemplar un sistema de protección personal adecuado.