Los errores más habituales en la despensa

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Organizar correctamente una despensa es uno de los recursos de autosuficiencia más efectivos, a la vez que también nos puede ayudar a ahorrar una buena cantidad de dinero cada mes. Por esa razón hoy vamos a analizar los errores más habituales en la despensa con el objetivo de subsanarlos y sobretodo adaptar los recursos disponibles a nuestras necesidades.

La despensa y sus ventajas para la familia

Antes, hace no demasiado tiempo, era muy habitual que en las casas hubiese despensas, la razón se debía a que no se podía acceder tan fácilmente a muchos de los alimentos que a día de hoy tenemos siempre a nuestro alcance.

Por ejemplo, aquellos que vivían en zonas de campo, a menudo recogían sus cosechas, y los sobrantes se destinaban a la preparación de conservas.

Evidentemente, todos estos alimentos debían ser almacenados de forma correcta para que durasen el resto del año como mínimo.

Para que nos hagamos una idea, a día de hoy, en cualquier momento del año, podemos comprar tomates en cualquier centro comercial. Sin embargo, antaño las conservas eran el único recurso para poder disfrutar de los tomates fuera de temporada.

Básicamente cada familia procuraba tener una buena despensa bien cargada de alimentos, no ya sólo para poder tener una dieta variada en cualquier momento del año, sino también para hacer frente a situaciones peliagudas como puede ser un temporal, una plaga que destruya la última cosecha, etcétera.

Es decir, la despensa no sólo se ha utilizado para tener siempre a mano todo tipo de alimentos, sino que a su vez también es un recurso imprescindible para hacer frente a períodos en los que la economía no es tan boyante o incluso para cuando algún suceso pone en riesgo la cantidad de alimentos a los que podemos acceder.

A día de hoy esto no es tan necesario debido a que hay supermercados por todos lados, pero en cualquier caso sigue siendo una buena costumbre, ya que nunca sabemos si nos vamos a encontrar sin trabajo, si nuestra economía se va resentir debido a un fuerte gasto, o incluso nos podemos encontrar aislados por cualquier fenómeno climatológico como una fuerte nevada, un terremoto, un huracán, etcétera.

Si sois de los que pensáis que una despensa es imprescindible para la autosuficiencia, a continuación os vamos a dar una serie de consejos que os ayudarán no sólo a seleccionar mejor los artículos de la despensa sino también a mantener una mejor conservación.

La estructura de la despensa

Si todavía no disponéis de vuestra despensa es importante que analicéis el tipo de estructura que queréis utilizar.

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Por norma general, salvo si estamos construyendo una casa desde cero, nos vamos a tener que adaptar a los espacios disponibles para poder crear nuestra despensa familiar.

Siempre antes de nada tenemos que analizar cómo vamos a organizar la despensa, concepto que deberá ser tenido en cuenta en base a la estructura del espacio del que disponemos. Si no contáis con una habitación específica, un recurso cada vez más habitual es aprovechar cada espacio libre introduciendo armarios para despensa, o incluso sacando partido a pequeños huecos que queden en el mobiliario que ya tenemos disponible.

Un hueco que generalmente queda desperdiciado es justo debajo de la escalera, pero a su vez también hay esquinas, zonas sobre los armarios y otros muebles y en general distintos huecos los cuales podremos ir sumando y al final sacaremos mucho más espacio del que imaginamos.

En esencia, tanto si disponemos de un espacio expresamente dedicado a la despensa como si tenemos que buscar otros recursos, lo cierto es que prácticamente en cualquier hogar podemos conseguir almacenar una buena cantidad de recursos alimenticios.

En los próximos días vamos a crear un artículo específico para explicaros de una forma más exhaustiva el modo en que podemos estructurar una despensa. Sin embargo, hoy nos vamos a centrar primeramente en los principales errores, ya que conociéndolos podremos también crear una organización mucho más adecuada.

Listado con errores más habituales en la despensa

Éstos son algunos de los errores más habituales en la despensa que solemos cometer cuando empezamos a almacenar alimentos sin un criterio adecuado.

Realizar una compra acorde con tus necesidades

En primer lugar es muy importante que realicemos una compra que sea acorde a las necesidades que queremos cubrir. Es decir, la despensa nos puede servir como ayuda en los malos momentos, pero eso no significa que nos dediquemos a almacenar sin control por si llega el apocalipsis, ya que lo más probable es que no llegue y por tanto nos encontremos con un almacén repleto de alimentos que van a caducar antes de que los podamos consumir.

Esto va a suponer tener que tirar a la basura demasiadas provisiones, a la vez que estaremos tirando el dinero de forma absurda.

Por esa razón, lo mejor que podemos hacer es crear un listado que nos permita el cálculo de las cantidades para la despensa.

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Dicho listado deberá contener los distintos artículos, la cantidad real que va a consumir nuestra familia (muchos de los alimentos no los consumiremos todos los días, por lo que realizaremos un prorrateo para calcular cuánto consumiríamos diariamente), la caducidad media de los alimentos y por supuesto la cantidad que podremos incluir en la despensa en función de la fecha de caducidad y de nuestro consumo diario.

Por ejemplo, si la lata de atún caduca a los seis años y calculamos un consumo de una lata diaria para toda la familia, significa que podremos acumular hasta un máximo de 2190 latas que iremos reponiendo conforme las vayamos consumiendo.

De la misma forma actuaremos con el resto de alimentos y recursos, muy especialmente cuando hablemos de aquellos que presentan una fecha de caducidad.

En cualquier caso siempre recomendamos incluir en nuestra despensa una buena variedad de alimentos que garanticen una dieta equilibrada, incluyendo frutas, cereales, verduras, carnes, pescados, condimentos, arroces, pastas, legumbres y todo lo que nos guste y guste a nuestra familia.

Es importante realizar la rotación de alimentos

Si cumplimos con el apartado anterior todo nos irá fenomenal, pero en cualquier caso también es habitual que, cuando empezamos con nuestra despensa, no organicemos adecuadamente los alimentos.

Es imprescindible realizar una rotación correcta, lo cual quiere decir que ordenemos cada grupo de alimentos para qué, de forma natural, al ir a coger cualquiera de ellos, cojamos el que caduca antes.

Esto básicamente significa que cada vez que llegue un nuevo lote de alimentos deberemos comprobar la fecha de caducidad y colocarlos ordenadamente, antes de los que tardan más en caducar y después de los que caducarán pronto.

Para ello puede ser también interesante llevar una ficha de caducidades de forma que podamos comprobar cada mes si hay alimentos que están cerca de estropearse.

Distingue entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente

A su vez, el hecho de que un producto caduque no significa que vaya a estar estropeado. Es bueno adquirir la costumbre de comprobar siempre el estado de los alimentos antes de utilizarlos y consumirlos, ya que incluso un envase al que todavía le queden dos años para caducar, podría haber sido mal esterilizado o un simple golpe podría haber hecho que entrase aire con lo que el producto se estropearía.

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Esto es poco frecuente pero ocurre en alguna ocasión, de la misma forma que, por el hecho de que haya pasado la fecha de consumo preferente de un alimento, por supuesto no quiere decir que automáticamente se haya estropeado.

Cuando observemos que en un alimento nos indican la “fecha de consumo preferente”, en realidad nos están diciendo que hasta esa fecha hay total garantía de que el producto se encontrará en buenas condiciones, pero aun así siempre queda un margen posterior el cual puede variar desde unas semanas hasta incluso muchos meses.

Por ello, un alimento que haya superado la fecha de consumo preferente recientemente, rara vez va a estar en mal estado, aunque evidentemente es importante consumirlo lo antes posible para evitar que caduque definitivamente.

Almacena también otros artículos distintos a la alimentación

Dentro de los errores más habituales en la despensa tenemos el hecho de que, cuando hablamos de despensa, directamente nos centremos única y exclusivamente en los alimentos.

Es importante tener en cuenta que, en caso de que tengamos que pasar una determinada temporada abasteciéndonos únicamente de nuestra despensa, también pueden ser necesarios otros artículos que pueden ir desde vasos y cubertería hasta mecheros, servilletas, papel higiénico, etcétera.

Básicamente tenemos que dedicar un rato a analizar todo lo que necesitaríamos en función de los días que estimásemos podríamos quedar aislados teniendo en cuenta también los motivos del aislamiento. Un ejemplo, si vivimos en una zona de fuertes nevadas, un corte de carretera nos podría mantener varias semanas sin adquirir nuevos recursos, pero a la vez el frío también puede convertirse en un importante enemigo para nosotros. Por ello los recursos energéticos y que nos permitan estar calientes serán imprescindibles en estos casos.

Los productos imprescindibles en cada despensa

El modo en que vayamos a confeccionar nuestra lista de compra para llenar la despensa se deberá adaptar a nuestros gustos y necesidades, pero en cualquier caso siempre hay que tener en cuenta que existen determinados ingredientes que podríamos considerar como imprescindibles, ya que vamos a tener que hacer uso de ellos tarde o temprano.

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Entre ellos podemos destacar la siguiente lista:

  • Agua (para cocinar, para beber, para higiene personal y para limpiar).
  • Papel higiénico y de cocina.
  • Cerillas y mecheros (mejor si son mecheros de pedernal).
  • Sal.
  • Aceite de cocina.
  • Harina.
  • Bicarbonato.
  • Levadura.
  • Huevos en polvo.
  • Leche en polvo.
  • Especias y condimentos.
  • Caramelos.
  • Frutos secos.
  • Miel.
  • Zumos.
  • Utensilios de cocina (desde sartenes a parrillas, cuchillos, platos, vasos, cubiertos o cualquier otro recurso que vayamos a necesitar).
  • Primeros auxilios (deberemos tener siempre a nuestro alcance un botiquín con los elementos necesarios).

Almacena correctamente cada producto

Para poder tener un acceso fluido a cada producto y conocer el estado, las unidades y en general mantener un buen control de nuestra despensa, el almacenamiento correcto será una de nuestras premisas.

Lo ideal es intentar llevar una organización concreta por ejemplo en función del producto que almacenamos, ya sea carne, pescado, verduras, frutas, etcétera.

Deberá estar bien ordenado en función de su fecha de caducidad y por supuesto también deberemos garantizar que el mobiliario utilizado para su organización sea el adecuado.

En este sentido es importante que garantice una buena resistencia, ya que seguramente va a tener que aguantar bastante peso.

Los errores más habituales en la despensa

Pero no sólo vamos a tener en cuenta el modo en que ordenamos los productos y el soporte, sino que también es esencial utilizar un sistema de almacenamiento adecuado por ejemplo a través de contenedores. Hay algunos alimentos como puede ser el arroz o la pasta que, si los dejamos al aire libre, tarde o temprano acabarán llenándose de bichos con lo que quedará inservible.

En ese caso, lo ideal es almacenarlos en contenedores que los aíslen del exterior, gracias a lo cual ni los roedores ni los insectos afectarán a su contenido.

Pero no sólo los contenedores plásticos (comprobar siempre que sean aptos para alimentación) nos pueden ayudar a alargar la vida útil de determinados productos, sino que además también recomendamos recurrir al almacenamiento en vacío así como a las conservas y a todos aquellos procesos que permitan postergar la fecha de caducidad.

Otro consejo que os puede ayudar es almacenar todos los productos no únicamente en una habitación sino repartidos en distintas estancias, de forma que, en el caso de que acudiese alguna plaga, no se estropearía todo lo almacenado.

No obstante, si cumplimos con las condiciones de almacenamiento, rara vez vamos a tener problemas de este tipo.

Otra recomendación es mantener bien etiquetados los productos, incluyendo el contenido, fecha de fabricación (sobre todo si se trata de productos fabricados por nosotros mismos) y fecha de caducidad.

La energía es otro recurso imprescindible

Anteriormente hemos estado comentando lo importante que es almacenar comida y otros utensilios y recursos no comestibles, pero en cualquier caso también vamos a prestar atención a la energía, y es que se trata de un recurso imprescindible en todos los hogares.

Debemos hacernos a la idea de que nos podemos quedar aislados durante bastante tiempo, razón por la cual, y atendiendo al histórico del lugar en el que nos encontramos, deberemos también contar con recursos energéticos suficientes que nos permitan calentarnos, alumbrar, cocinar, etcétera. Es importante tener en cuenta que las redes eléctricas se pueden estropear en estos casos, por lo que es esencial tener un recurso energético interno.

Una buena idea puede ser tener alguna bombona de gas butano conectada a un hornillo, pero si tenemos chimenea o estufa de leña, sin duda será ideal contar con un buen acopio de madera que además nos va a permitir las tres funciones principales que son cocinar, iluminar y aportar calor.

En el caso de que almacenemos algún tipo de combustible o gas es imprescindible que nos preocupemos concienzudamente por la seguridad y por la Normativa que impere en el lugar en el que vivimos.

Controla la temperatura, la luz y la humedad de la despensa

Para terminar también hacemos mención a estos tres aspectos esenciales que deberán ser considerados en toda despensa que se precie.

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La temperatura en la despensa

En cuanto a la temperatura, en general deberemos procurar que se encuentre en un rango que oscile desde los 20 °C hasta los 28 °C. Temperaturas por debajo de dicho rango no deben presentar problemas, pero cuando superamos los 28 °C, automáticamente los alimentos se comenzarán a estropear más rápidamente.

Temperaturas por encima de los 30 °C pueden ser fatales para muchos de ellos, pudiendo pasar de tener una caducidad de varios años a estropearse en apenas unos meses.

En este sentido, cuanto más cerrada este nuestra despensa, mejores serán las condiciones climatológicas debido a que no se producirán demasiados cambios de temperatura.

Las zonas que mejor se adaptan en este sentido son los sótanos y semisótanos, así como habitaciones interiores, debajo de las escaleras y lugares generalmente aislados.

La luz y la iluminación en la despensa

Además de las altas temperaturas, el exceso de luz también va a estropear nuestros alimentos antes de tiempo. Por esa razón siempre evitaremos la luz directa y en cualquier caso buscaremos la máxima oscuridad posible.

Evidentemente al menos deberá haber alguna bombilla para qué, cuando entremos, no nos acabemos comiendo todos los botes sin “pelar”.

La humedad en la despensa

Y para terminar también debemos prestar atención a la humedad. En este caso, la humedad no nos preocupa tanto por el alimento como por el envase, el cual puede ir deteriorando con el paso del tiempo hasta el punto que agujeree tapas por las que acaba entrando el aire y se estropee el producto.

En el caso de productos con envases que transpiren como pueden ser cartones y papeles, lo mejor es protegerlos por ejemplo envasándolos al vacío o introduciéndolos en contenedores aislantes.

De igual manera protegeremos los envases que tengan algún componente metálico, pero en la medida de nuestras posibilidades siempre intentaremos optar por envases plásticos adecuados para la alimentación, así como envases de vidrio (con tapa de vidrio) y similares.

En esencia estos son algunos de los errores más habituales en la despensa sobre los que tendremos que hacer un mayor hincapié. En cualquier caso, si os surge cualquier tipo de duda o consideráis que deberíamos añadir otros detalles que consideráis esenciales, más abajo tenéis el apartado de comentarios que podréis utilizar para compartir vuestros conocimientos y experiencia.

Un comentario sobre «Los errores más habituales en la despensa»

  1. Me ha encantado vuestro articulo y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
    Saludos

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